(foto tomada de aquí)
Aula Precaria es el nombre de la columna en la que todos los domingos el profesor Luis Jaime Cisneros escribe en La República. El artículo del 19 de abril se llama: «La guerra en el VRAE». Luego de leerlo me quedé con dudas sobre lo que había querido decir Cisneros (incluso lo he puesto en mi facebook y he preguntado a mis amigos sus opiniones). Creo que hay muchos puntos para debatir sobre ese artículo: la imagen de los maestros, la educación para la ciudadanía, el servicio militar, las lenguas indígenas, la alfabetización y más. Pero yo solo quiero ocuparme (parcialmente) de un párrafo:
De este modo, el curso de Educación Cívica preparará a los estudiantes para servir al país y para explicarse así, con el ejemplo, por qué decimos que somos ‘soldados del porvenir’. Porque es verdad que debemos combatir al enemigo extranjero, si lo hubiere, con las armas. Y también es cierto que debemos combatir al analfabetismo, enemigo de la unidad nacional y de la democracia, con las aulas desde las cuales podamos entregar a cada ciudadano las armas del lenguaje y el conocimiento, que nos sirven para abrir caminos al porvenir.
Lo primero que habría que señalar es que esta propuesta de educación cívica se orienta a la formación de individuos útiles y obedientes (no es casual que se los llame «soldados del provenir») y no dice nada sobre la formación de ciudadanos libres.
No sé por qué se debe considerar el analfabetismo como «el enemigo». Menos sé qué se entiende por «la unidad nacional.» Hablar de unidad nacional nos remite a la concepción del viejo paradigma del “Estado-Nación” de la revolución francesa. Esta como se sabe, pretendía conseguir la homogeneidad pues veía que las diferencias culturales eran una anomalía que debía suprimirse.
Esa idea de que «solo la alfabetización salvará al Perú» me parece un tanto elitista y excluyente . Es necesario dejar de ver el analfabetismo como la causa de todos los males. En lugar de darle tanto peso a la alfabetización deberíamos reconocer que la palabra vale, como me dijo en Arizona (Satipo) un señor yanesha porque , como nos lo recuerda esa bonita copla de Susana Baca:
Las letras se van al diablo
porque escribirlas no sé
pero yo cuando les hablo
pero yo cuando les hablo
todas se ponen de pie
todas se ponen de pie.
Instituto lingüístico de invierno 
el mundo de los letrados, cuanta arrogancia, como dividen al mundo, los iletrados son los parias. Ah cuanta arrogancia ..
Es un texto extraño Nila. Obviamente las categorias no son precisas, en lugar de educacion civica deberia decir educacion ciudadana, obviamente… y esas analogías con el ejército no son las más aleccionadoras la verdad, todo lo contrario. Tampoco creo que el analfabetismo sea enemigo de la democracia ni nada parecido, que exageracion mas fuera de lugar, pero sí coincido con Cisneros en que son los alfabetizados quienes tienen el poder, y eso es profundamente injusto.
En todo caso, la razón por la cual existen grupos armados en el VRAE no se debe al analfabetismo sino al narcotráfico. Las oportunidades que ofrece la delincuencia se combaten ofreciendo mejores oportunidades en otro campo y ejerciendo con firmeza la legalidad.
Miryam: no todos los letrados piensan igual. En todo caso, no podemos prescindir del las letras y el estudio, ya que son parte de una tarea crítica que es necesaria para la sociedad.
Gracias por los comentarios…
la relación terrorismo narcotráfico fue siempre muy estrecha en esa zona de selva central que NUNCA se pacificó.
Yo no creo, querido Daniel, que Miryam sostenga que todos los letrados piensen igual, lo que está haciendo es condenar la postura «gran divisionista» que se le nota a Cisneros en este artículo.
No tenía a mano este texto de Kymliicka cuando hice este post, pero ahora que lo tengo lo cito porque me parece bien importante en lo que se refiere a la diferencia entre la educación cívica y la educación para la ciudadanía:
«La educación para la ciudadanía incluye pero también supera con mucho las clases de «educación cívica».La educación para la ciudadanía no estriba meramente en aprender los hechos básicos relacionados con las instituciones y los procedimientos de la vida política;implica también la adquisición de una sere de disposiciones, virtudes y lealtades que están íntimamente ligadas a la práctica de ciudadanía democrática-» (Will Kymlicka. La política vernácula. Nacionalismo, multiculturalismo y ciudadanía. Barcelona, Paidós, 2003:341)